Palominos de Tierra de Campos

Palominos de Tierra de Campos

Los palominos de paloma zurita, semidoméstica o bravía, de los tradicionales palomares de la Tierra de Campos son, probablemente, el alimento más infravalorado de nuestra gastronomía, no sólo por su magnífica calidad gastronómica sino, sobre todo, por el excepcional sistema de producción, en las amplias y abiertas llanuras de Tierra de Campos, que ha creado una raza única que no hemos sabido potenciar.

La zurita de Tierra de Campos no es una paloma gorda y pacífica, de las que conviven tranquilas con todos nosotros en calles y plazas. No es la paloma blanca doméstica símbolo de la paz, la pureza y el Espíritu Santo. Tampoco es la mensajera, ni la colipava, ni la que convive con las gallinas de los pocos corrales que quedan. La zurita es un tesoro vivo creado en las llanuras inhóspitas de la Tierra de Campos, gracias a la protección de los palomares construidos por nuestros antepasados, en una perfecta conjunción ambiental, dando lugar a la explotación ganadera más singular de Castilla y León y una de las más singulares del mundo.

Hoy el hundimiento de los palomares y el abandono de los pueblos constituyen una amenaza para el futuro de la paloma zurita tan sólo respaldado por la posible revalorización del palomino y su comercialización a través del matadero de Cuenca de Campos. Los pequeños palominos de zurita (que es como se han denominado siempre y deben denominarse y no pichones, más grandes y lustrosos pero de paloma doméstica) tradicionalmente se contaron, vendieron y consumieron siempre por parejas que es, además, la producción normal de un nidal y constituyen otro de los placeres de nuestra cocina más auténtica.

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